DÍA 16 – SIMPLEMENTE SÉ

En este día 16, después de varios días de camino, quiero compartirte algo que siento que es muy importante en cualquier proceso que atravesamos en nuestra vida, y que puede ser de utilidad ahora.

Nuestra mente lineal está acostumbrada a organizar, planear y estructurarlo todo, Hemos aprendido a vivir poniendo el valor de lo que somos en el hacer. Desde que nacemos tenemos toda una lista de actividades establecidas, que nos indican desde las creencias de nuestra familia y sociedad, qué es lo que debemos hacer, qué es lo correcto y lo aceptado, y bajo qué parámetros debemos establecer nuestra vida.

Vivimos en una sociedad altamente productiva, que desconectada de los ciclos de la naturaleza se empeña en hacer y producir sin tener en cuenta lo esencial.

Cómo sociedad nos cuesta el silencio, el parar, el no hacer, pues hemos puesto nuestro valor en todo lo contrario. Hemos creído que somos lo que hacemos.

Hemos aprendido a desconectarnos del sentir, a no vernos y a no escucharnos a través del hacer.

Y a lo que te quiero invitar hoy es justamente a lo contrario. A no hacer.

Sé que a la mente le puede aterrar el no hacer, y te lo digo porque lo he experimentado en mi propio camino.

Ha sido para mí difícil el no hacer. Me acostumbré a poner el valor de lo que soy en lo que hago pues siempre he sido altamente productiva, me la paso corriendo con mil cosas y ha sido todo un reto aprender a equilibrar mi agenda obligandome a dejar espacios de no hacer. Pero te confieso que a veces cuando menos me doy cuenta vuelvo a caer en el mismo ritmo y tengo la agenda llena de actividades, y aunque estas actividades tengan en cuenta la meditación, el ejercicio o el hacer cosas que me gustan, me ha costado siempre parar y dejar el espacio vacío. No puedo decir que soy controladora, pero si una gran hacedora. Siempre estoy haciendo algo. Cuando lo hago consciente, vuelvo a mi centro y comienzo a preguntarme de qué me protege tanto hacer:

¿Hago tanto para no sentirme?, ¿hago tanto para sentir que tengo el control?, ¿hago tanto para que me reconozcan?; ¿hago tango para sentirme valiosa?, ¿hago tanto para sentirme merecedora?

Y esas preguntas me llevan siempre a un conocimiento más profundo de mi misma, a una conciencia más amplia y en definitiva a recordar que cuando dejo el espacio vacío puedo ser yo, y esa misma inercia me permite habitar un espacio en el que habitan todas las posibilidades y puedo entonces elegir con conciencia lo que quiero crear.

Hoy te invito a que te hagas esas preguntas. A que sientas si tu hacer esconde una necesidad interna, o en realidad es un hacer desde tu ser, desde tu esencia.

Hazte esas preguntas, siente el valor que le has dado al hacer en tu vida, anóta lo que surja en ti y date un espacio para no hacer, para estar.

Te dejo una meditación que tiene como intención el no hacer, el que te permitas ser y sientas ese espacio de vació que es al tiempo el espacio en el que habitan todas las posibilidades.

SOMOS UNO – Estamos juntos en esto